La vi a travĂ©s de una pista de baile llena de gente. No sabĂa quĂ© era lo que tenĂa, pero me atrapĂł, me poseyĂł.
Me obsesioné al instante.
TenĂa que tenerla.
Me dejĂł tocarla, bailar con ella, moverme con ella. Pero eso no era suficiente.
No sabĂa su nombre, pero no la dejarĂa escapar.
Y parecĂa que el destino tenĂa planes para nosotros.
Un encuentro fortuito al dĂa siguiente, un malentendido, hace que nuestros caminos se crucen una vez mĂĄs. PodĂa actuar como si fuera indiferente hacia mĂ, pero vi la verdad. Lo vi en sus ojos, en la forma en que sus pupilas se dilataban, en su lenguaje corporal.
Y cuando nos juntĂĄramos, serĂa explosivo, consumidor. Lo que ella no sabĂa, pero que pronto descubrirĂa, era que yo la habĂa marcado, la reclamaba.
Y una vez que la lamiera... seria mĂa
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