A Love Letter to Whiskey

em martes, 9 de junio de 2020





Es una locura lo råpido que vuelve el zumbido después de haber estado sobrio durante tanto tiempo.


Abrí la puerta y me sentí mareada al verlo, con los ojos borrosos y las piernas temblorosas. Solía tomarme al menos un tiro para llegar a este punto, pero mi nivel de tolerancia se había debilitado por la distancia y el tiempo, y sólo con ver, él calentó mi sangre. Agarré el pomo con mås fuerza, como si eso ayudara, pero era como tratar de tragar agua después de pasar el punto de no retorno.


Whiskey estaba allí, en mi puerta, como lo había hecho un año antes.


Excepto que esta vez, no hubo lluvia, ni rabia, ni invitación de boda -éramos sólo nosotros. Era sólo él,- el viejo amigo, la sonrisa fåcil, el solaz retorcido envuelto en una botella brillante.


SĂłlo era yo,- la alcohĂłlica, fingiendo que no querĂ­a probarlo, dĂĄndose cuenta demasiado rĂĄpido de que los meses de estar limpia no me hacĂ­an desearlo menos.


Pero no podemos empezar aquĂ­.


No, para contar bien esta historia, tenemos que volver.


Volver al principio.


Volver a la primera gota

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