Blacksmith

em jueves, 29 de octubre de 2020




El acero no es lo Ășnico que es duro.
MADDIE
Deacon era mayor que yo, pero lo querĂ­a a pesar de todo. 
TenĂ­a este borde salvaje, esta aura primitiva que lo rodeaba y que me hacĂ­a sentir totalmente femenina. 
Era el epĂ­tome de un hombre... un hombre de verdad. 
Incluso su profesiĂłn era masculina: un herrero. 
No tenĂ­a ninguna duda de que sabĂ­a cĂłmo trabajar sus manos sobre una mujer, cĂłmo usarlas para hacerla sentir sus lados suaves y duros.
Lo que yo querĂ­a era que Ă©l fuera mi primero... mi Ășnico.
DEACON
PensĂł que no la vi mirĂĄndome, que no sabĂ­a que me querĂ­a.
Lo sabĂ­a, y la querĂ­a con una fiereza que rivalizaba con cualquier otra cosa.
Lo que Maddie no sabĂ­a era que yo ya la habĂ­a reclamado. 
No habĂ­a otra mujer para mĂ­ mĂĄs que ella. 
Era un bastardo posesivo, territorial cuando se trataba de ella. 
HabĂ­a llegado el momento de hacerla mĂ­a. Le mostrarĂ­a lo primitivo que era, lo duro que me gustaba, lo mucho que querĂ­a hacerla gritar mi nombre. 
Le mostrarĂ­a cĂłmo un hombre cuidaba de su mujer de todas las maneras que contaban.
Ella serĂ­a mĂ­a. 
Solo mĂ­a.
Advertencia: ¿Te gustan tus hĂ©roes con un toque de cavernĂ­cola? No busque mĂĄs porque Deacon lo tiene todo. Es todo un hombre, y algo mĂĄs. AgĂĄrrense fuerte porque esta historia tiene un golpe, es totalmente increĂ­ble, y por supuesto, tiene insta-todo.

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