Romeo, Romeo, ¿por quĂ© eres tĂș, Romeo?
¿Puedes conseguir algo con mĂĄs clichĂ©? HabĂa escuchado esa maldita frase toda mi vida.
La mayorĂa de las veces, era cuando una mujer estaba en medio del orgasmo, o cuando estaba a punto de quitarle la vida a alguien.
VerĂĄs, todos tenemos nuestros demonios.
Al parecer, mi nombre causĂł efecto. Aunque no me ayudĂł a obtener mis respuestas mĂĄs rĂĄpido.
AsentĂ cuando se suponĂa que debĂa hacerlo.
SonreĂ cuando lo necesitaba.
Felicité cuando fue el momento adecuado.
Entonces… los enviarĂa al infierno despuĂ©s de darles nada mĂĄs que el cielo.
DeberĂa haberme sentido culpable.
No lo hice.
Porque era bueno en lo que hacĂa.
Hacer que la gente crea lo que yo querĂa que hicieran fue un arte que perfeccionĂ©. En un mundo donde nada importaba mĂĄs que permanecer en la cima, me asegurĂ© de que nadie se me escapara de los dedos.
Excepto por ella.
Ella era hermosa.
Se podrĂa decir que ella era mi versiĂłn femenina.
La perdĂ una vez.
No la perderĂa dos veces.
Ahora era el momento...
De que comenzaran los juegos.
Nota: Este libro estĂĄ interconectado con El Diablo II pero puede ser leĂdo de manera independiente.
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