La Navidad era su fiesta favorita.
Con el nombre de Krissy Kringle, eso era algo evidente.
Krissy estaba deseando que llegara la Navidad.
Claro que serĂa una Ă©poca tranquila y estarĂa sola, abriendo la manta elĂ©ctrica que su hermana le habĂa regalado por Navidad, pero no le importaba. DespuĂ©s de las horas que habĂa pasado, la tranquilidad y la ausencia de incidentes le parecĂan perfectas.
Seguro que no esperaba que un extraño sexy entrara en su vida.
Una mirada a sus ojos de medianoche y no pudo evitar preguntarse cĂłmo serĂa acurrucarse con Ă©l en lugar de con su nueva manta.
A Maddox Holt no le importaba que estuviera cerca la Navidad. TenĂa trabajo que hacer y nada iba a interponerse en su camino.
Especialmente, no una propietaria de un bed and breakfast con curvas y descarada.
Era un hombre solitario que no buscaba a una mujer, especialmente a una que tenĂa escrito ‘para siempre’.
Maddox no creĂa en el amor.
Pero la Navidad es la fiesta de los milagros.
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