Yo era de la realeza, un prĂncipe. Se esperaba que actuara de cierta manera, que hiciera ciertas cosas. Pero querĂa algo mĂĄs de la vida.
QuerĂa amor.
Entonces el destino me lanzĂł una bola curva en forma de una hermosa plebeya, alguien con quien no deberĂa casarme por lo diferentes que eran nuestras vidas, pero que era la Ășnica mujer que habĂa deseado.
Desde el momento en que vi a Cindy supe que era la indicada.
Mi esposa.
Mi reina.
La mujer a la que le darĂa mi virginidad.
Ella no se consideraba digna.
Pero Cindy era todo lo que siempre habĂa querido y mĂĄs.
Era el momento de demostrarle que no importaba dĂłnde estuviĂ©ramos en la vida... para mĂ, ella era todo lo que necesitaba.
Para mĂ, ella era Cenicienta.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario