BilogĂ­a Treasure State Wildcats

em jueves, 20 de marzo de 2025

 


1
Estrella de fĂștbol americano. Padre soltero. Y una vez, hace mucho tiempo, mĂ­o.




PasĂ© la mayor parte de una dĂ©cada olvidĂĄndome de Ford Ellis. Si se hubiera mantenido alejado de Montana, podrĂ­a haber borrado para siempre el recuerdo de sus llamativos ojos azules y de su ĂĄspera sonrisa. Evitarlo era fĂĄcil cuando el Ășnico lugar donde veĂ­a su rostro era en ESPN, y un control remoto podĂ­a solucionar ese problema.




Excepto que mi superior acaba de contratar a Ford como el nuevo entrenador en jefe de los Treasure State Wildcats. No solo estaré atrapada viéndolo al margen esta temporada, sino que evitarlo serå imposible ahora que estaremos trabajando juntos.




Tal vez no me olvidé de Ford. Tal vez todavía sueño con lo que podríamos haber sido. Tal vez él tampoco me olvidó.




Excepto que quizĂĄs no cambie el hecho de que nunca debimos ser. Tal vez fue mĂ­o una vez. Pero a partir de hoy, la Ășnica forma en que llamarĂ© a Ford Ellis serĂĄ entrenador.






Blitz


Un entrenador. Una estudiante. Las reglas eran claras. Las rompimos de todos modos.


La noche que conocĂ­ a Toren Greely fue la noche que aprendĂ­ a mentir. Era entrenador de fĂștbol de la Treasure State. Yo era la estrella del equipo de voleibol. Los entrenadores y las estudiantes estaban prohibidos. Mi futuro estaba en juego, asĂ­ que me dije que solo serĂ­a una noche.


Fue la primera mentira. Después de eso, se volvieron mås fåciles de decir. Las líneas se desdibujaron. Los límites cambiaron. Nuestra relación se convirtió en un juego en sí mismo.


Una casta sonrisa. Una mirada cómplice. Un toque velado o un callado beso. Nos escondimos a plena vista. Éramos invencibles. O eso pensábamos. Ninguno vio venir el bombardeo hasta que fue demasiado tarde.




03. Rally


Embarazada. Sin casa. Sin dinero. No era lo que esperaba para mi Ășltimo año en la universidad. Tampoco a Rush Ramsey.
Nos conocimos el dĂ­a que fui a acampar y me quedĂ© varada al costado de un camino de grava. No creĂ­a en los caballeros blancos que liberaban a las damiselas en apuros. La vida me habĂ­a enseñado que si algo malo podĂ­a pasar, probablemente pasarĂ­a. La Ășnica persona que me salvarĂ­a serĂ­a yo.


Pero Rush Ramsey me rescatĂł ese dĂ­a. Fue dulce, amable y encantador. Hizo que una noche oscura y estrellada fuera un poco menos solitaria.


DeberĂ­a haberme dado cuenta de que era demasiado bueno para ser verdad. Que una increĂ­ble noche de pasiĂłn tendrĂ­a consecuencias. Que la montaña rusa de la mala suerte en la que habĂ­a estado viajando durante veintiĂșn años no estaba lista para detenerse.
Porque Rush Ramsey, el soltero mĂĄs codiciado de la Universidad Treasure State y un extraordinario mariscal de campo, me acaba de embarazar.


El mundo ama a Maverick Houston. ¿Yo? Lo odio desde que teníamos diez años.

No es fĂĄcil escapar de tu nĂ©mesis de la infancia cuando tus padres son mejores amigos y viven en la misma cuadra. A lo largo de incontables vacaciones, fiestas y dĂ­as festivos, Maverick y yo hemos pasado la Ășltima dĂ©cada intercambiando insultos.

Hasta aquella cena familiar en la que su madre nos dice que se estĂĄ muriendo. Cuando nos pide que olvidemos el pasado y empecemos de cero. AsĂ­ fue como terminĂ© en una cita con la estrella de fĂștbol americano de los Treasure State Wildcats. El playboy del campus. El chico al que besĂ© a los tres años. El hombre que es la pesadilla de mi existencia.

Es arrogante. Es directo. Es demasiado guapo para su propio bien. Pero si tiene un solo mérito redentor, es que sin duda ama a su madre. Y por eso empecé a fingir que salía con Maverick Houston. Por eso le hice una propuesta. Así fue como esta farsa de relación arruinó mi vida.

El mundo ama a Maverick Houston. ¿Yo? Odio que él me hiciera amarlo también.

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