Al principio, mi vecino Deacon me frustrĂł. Claro, era muy atractivo y amigable.
Pero nuestras paredes eran delgadas y, en ocasiones, traĂa mujeres a su casa y me mantenĂa despierta mientras Ă©l las "entretenĂa".
Como madre soltera de un bebé, no lo apreciaba.
Entonces, finalmente fue mi turno. Cuando mi hija no paraba de llorar una noche, el señor Mujeriego llamĂł a mi puerta. Milagrosamente, al oĂr su voz, Sunny dejĂł de llorar. Y, cuando la abrazĂł… finalmente se quedĂł dormida en sus brazos.
Deacon era rudo por fuera pero, aparentemente, ¿por dentro? El señor soltero y listo para ligar era un maestro con los bebĂ©s.
DespuĂ©s de esa noche nos hicimos amigos. Ăl iba corriendo por cafĂ©. Charlaba conmigo. Cosas normales de amigos.
Pero con el tiempo nuestras conversaciones se hicieron mĂĄs profundas.
Nos acercamos.
Hasta que una noche cruzamos la lĂnea.
Nuestra amistad se convirtiĂł en un lĂo complicado. Me habĂa enamorado de un chico que renunciĂł al compromiso y a los niños. SabĂa que Deacon tambiĂ©n estaba empezando a preocuparse por mĂ, aunque Sunny y yo no encajamos en ningĂșn plan que hubiera imaginado para Ă©l.
Ăl era malo para mĂ, tan malo que lo llamĂ© el "anti-novio".
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