Shepard, que iba a disfrutar de un merecido permiso en tierra, es abatido a tiros en las calles de Seattle, vĂctima de, un atraco estĂșpido. Se despierta, no en la cama de un hospital, sino en el surrealista mundo del Purgatorio.
A los pocos segundos de su llegada, su nuevo mejor amigo, Horace, lo salva de un horrible y doloroso final. Es Quintus Horatius Flaccus, el filĂłsofo, para los aficionados a la historia romana. Horace explica a Shepard las frĂas y duras reglas para sobrevivir en el Purgatorio. No sĂłlo las paredes tienen oĂdos, y no estĂĄ seguro de cuĂĄnto durarĂĄ Shepard.
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