Cuando la vida dio un giro inesperado, decidĂ salir de Nueva York por un tiempo. ¿QuĂ© mejor lugar para ir que el idĂlico pueblecito del que mi padre hablaba con tanto cariño cuando yo era pequeña? Laurel Lake llevaba diecisiete años consecutivos ostentando el tĂtulo de Pueblo mĂĄs acogedor de Estados Unidos, y acogedor era justo lo que yo necesitaba ahora.
Desgraciadamente, amistoso no fue el recibimiento que me dieron cuando llegué.
En su lugar, recibà a Fox Cassidy. Mi vecino alto, moreno y corpulento, que me gruñó en lugar de saludarme.
Bien, puede que tuviera su buzĂłn en mis manos la primera vez que nos vimos. Y puede que estuviera un poco aplastado despuĂ©s de sacarlo de debajo de mi rueda. Y puede que necesitara su ayuda para entrar en mi casa despuĂ©s de que la llave se rompiera en la cerradura. Pero aun asĂ... no tenĂa por quĂ© ser tan gruñón.
Con el tiempo, sin embargo, empecĂ© a notar cosas sobre Fox aparte de sus miradas. Como la forma en que me miraba cuando creĂa que no estaba mirando, o el fuego que se encendĂa en sus ojos cada vez que discutĂamos. Aunque estaba en Laurel Lake para escapar de mis problemas, no para crear otros nuevos. Y enrollarme con un hombre como Fox era sinĂłnimo de problemas, aunque fuera guapĂsimo y diferente a todos los que habĂa conocido.
Pero los problemas parecĂan ser mi segundo nombre este año. AsĂ que, ¿por quĂ© no divertirme mientras pasaba el verano aquĂ? ParecĂa un buen plan. Al menos hasta que llegara el momento de volver a casa...
Dicen que lo que pasa en el lago, se queda en el lago. Pero no es tan fĂĄcil irse cuando lo que se queda... es tu corazĂłn.
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