Dear Grumpy Boss
He pasado la mayor parte de los Ășltimos años evitando al mejor amigo de mi hermano, Weston Aldrich.
Como director general de Andes Inc, el exasperantemente guapo e incesantemente gruñón Weston también resulta ser mi nuevo jefe.
No deberĂa haber sido difĂcil seguir evitĂĄndolo. Al fin y al cabo, Ă©l estĂĄ en la planta ejecutiva y yo soy una de tantos redactores.
Weston tiene sus propias ideas sobre cómo deben ir las cosas entre nosotros. Aparece en mis correos electrónicos, deja notas en mi escritorio y, por si fuera poco, se las arregla para que lo acompañe en un viaje de negocios.
Eso nos lleva a roces robados, besos frenĂ©ticos y la innegable necesidad de trabajar el uno en el otro. Eso siempre funciona, ¿verdad?
Excepto que ahora que sĂ© lo que se siente cuando Weston Aldrich aprecia cada centĂmetro de mis abundantes curvas, evitarlo es imposible.
Pero es el mejor amigo de mi hermano.
Y un adicto al trabajo.
Tenemos que parar.
Y lo haremos.
Pronto.
Pero… todavĂa no.
Tengo la manĂa de decir «sĂ». Lo hago con frecuencia y con desenfreno.
¿Saltar en paracaĂdas por capricho? SĂ.
¿Una escapada de Ășltima hora a Irlanda? SĂ.
¿Aceptar un matrimonio de conveniencia con el sexy y arrogante Luca Rossi durante dos años? ¿SĂ?
DeberĂa haber sido un acuerdo sencillo. Luca necesita una esposa para limpiar su imagen como nuevo director general de Rossi Motors, y yo necesito que mi madre deje de intentar arreglarme citas terribles. En dos años, nos separaremos amistosamente, sin apegos ni resentimientos.
Cualquier cosa que pase entre nosotros serĂĄ fuera de los lĂmites de nuestro acuerdo.
Y por cualquier cosa, me refiero a caer en la cama de Luca. Lo que también hago frecuentemente y con abandono.
Pero nada es tan simple como parece. No pasa mucho tiempo antes de que me enamore de mi marido, que conduce una moto, habla sucio y es sexy como un pecado.
Sé que debo tener cuidado. Después de todo, esto es solo temporal, y Luca y yo queremos futuros completamente diferentes.
Pero cuando estoy con Luca, lo Ășnico que quiero es decir «sĂ», por muy imprudente que sea.
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