Me han pisoteado, atropellado y golpeado toda mi vida.
Primero mis padres.
Luego mi ex.
Por Ășltimo, pero no menos importante, ellos me arrancaron el corazĂłn y me dejaron atrĂĄs para recoger los pedazos.
Ahora han vuelto.
¿DeberĂa mostrarles la puerta o dejarlos entrar para ayudarme a mantenerme a salvo del misterioso peligro que se cierne sobre mi cabeza?
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