Querido Santa:
BĂșscame un novio falso que pueda llevar a casa para las fiestas...
Hay ciertas cosas que nunca pensĂ© que harĂa. Contratar a un acompañante para que se haga pasar por mi novio, encabeza esa lista. Pero la idea de sentarme sola en la mesa de mamĂĄ por quinto año consecutivo despuĂ©s de que mi prometido me engañara me hace sentir desesperada. Todo comenzĂł como una broma de borrachos cuando dejĂ© que mi mejor amigo me convenciera de llenar una solicitud para un acompañante masculino. Ahora estoy de camino a ver a mi familia con el hombre por el que paguĂ©.
No se parece en nada al profesional pulido que esperaba: con tatuajes, un fĂsico musculosamente pecaminoso y una actitud directa. Casi cancelo todo el asunto. Sin embargo, hay algo que esconde bajo su ruda apariencia, y aunque se supone que debo conocer a mi novio falso, prefiero saber quiĂ©n es realmente este hombre misterioso.
Lo que empezĂł como una simple transacciĂłn comercial ya no lo es tanto. Apenas podemos quitarnos las manos de encima, incluso cuando nadie nos mira. Las lĂneas que trazamos en nuestro contrato se estĂĄn desdibujando y no parece que estemos fingiendo. No puedo seguir con nuestra mentira por mucho mĂĄs tiempo.
Pero ¿cĂłmo puedo confiarle mi corazĂłn a alguien que finge amor para ganarse la vida?
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