Noah Ryan era toda mi vida. De principio a fin, siempre fue él.
Me enseñó el dolor, la paciencia, el perdón y el impacto de las huellas que dejaré en la arena del tiempo. Pero, sobre todo, me enseñó lo que significa entregar el corazón a otra persona. Fue efímero e intenso -un tipo de amor que destroza el alma-, pero era mío y me aferré a él hasta el final.
Noah Ryan fue mi salvación.
Y yo... fui su primer gran amor.
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