
Casarme con Tristán es la peor idea que he aceptado.
Me salva la vida, sí. El consejo no puede ejecutarme si estoy bajo la protección del Alfa, y él puede honrar el último deseo de su Beta moribundo. Nuestro plan es simple: invocar la ley del Santuario del Alfa, silenciar al consejo y no estorbarnos.
Es guapísimo, de esos que no puedes mirar mucho tiempo. Como esposo, es aterrador. Por eso me sigo recordando que este matrimonio es falso y que no puedo olvidarlo.
Hasta que me mude a su casa. Hasta que las apariencias nos obliguen a compartir la cama. Hasta que la distancia deje de ser una opción.
Casarme con Tristán podría salvarme la vida.
Pero enamorarme de él podría destruirla.
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