Vienna Stratton sabĂa que solo se podĂa culpar a si misma. No te permites endeudarte con un hombre como Dane Davenport, por mucho que necesites su ayuda. Como su asistente personal, ella era muy consciente de que el CEO de Ă©xito mundial era despiadado e implacable.
Por supuesto, si hubiera sabido que Ă©l le pedirĂa que fuera su esposa durante doce meses, habrĂa dudado en aceptar su ayuda. Porque lo que habĂa aprendido de Dane era que el diablo no era feo ni aterrador. Era seductor y cautivador. Tarareaba con susurros de tentaciĂłn: la tentaciĂłn de pecar y rendirse, de dejar que te marque y te posea. Despertando todas las necesidades y fantasĂas que tenĂas.
Incluso podrĂa hacerte amarlo.
No se puede descargar đ
ResponderBorrarNo sirve
ResponderBorrar