Habla sucio conmigo...
La gente dice que no tengo vergĂŒenza. Y tienen razĂłn.
Me gusta mi trabajo sucio y mi sexo aĂșn mĂĄs sucio. Hace falta mucho para inclinar mi brĂșjula moral, y bailar como stripper privado para mujeres cachondas de los suburbios ni siquiera se registra. Tampoco lo es el hecho de acostarme con ellas despuĂ©s cuando me apetece -es una de las ventajas del trabajo-, pero siempre es una sola vez. No repito actuaciones. Nunca.
Hasta que conozco a la Ășnica chica de todo Chicago que no estĂĄ interesada en follar en seco con mi pene. Ella es todo lo que puedo pensar, y eso es un problema, porque me asegurĂ© de que no quiere nada conmigo. Pero he visto sus secretos mĂĄs profundos, sus fantasĂas mĂĄs oscuras, y coinciden con las mĂas.
La quiero. Y mucho.
Ahora necesito mostrarle lo bien que se puede sentir... ser desvergonzado.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario