Cuando cumplĂ catorce años, fui prometida a un hombre muy rico... Un hombre dominante. Un hombre poderoso. Ese dĂa, se hizo la primera de dos transacciones con mis, muy poco cariñosos, padres.
Me convertĂ en su posesiĂłn.
Algo que poseer.
Algo que conservar.
Un objeto destinado solo a su deseo, su placer y su... indulgencia.
Siendo prometida a este hombre, al menos permanecĂ segura... intacta... pura. Iba a ser suya y solo suya.
Cuando cumplĂ dieciocho, la segunda transacciĂłn tuvo lugar.
Me escapé...
Pero Ă©l vino por mĂ.
Ahora, soy suya. Es dueño de mi cuerpo y de mi alma.
Y, como si todo eso no fuera suficiente, también quiere poseer mi corazón.
Intento resistirme a Ă©l, intento luchar contra ese monstruo irresistible que lleva dentro. Pero, como con todo lo demĂĄs en mi vida, nada es tan fĂĄcil.
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