Solía ser parte de su mundo.
La Princesa del Upper West Side, y yo, su obediente caballero.
Pero eso fue entonces, antes de que su familia arruinara la mía.
Ahora, odio a Devlynn Price y todo lo que representa.
La corteza superior de la sociedad de Nueva York se esconde detrás de sus máscaras adornadas con riquezas que no se merecen.
Cinco años después, ella está de pie frente a mí, dispuesta a proporcionarme la coartada perfecta.
Esta vez, ella no podrá irse.
Esta vez, voy a tener mi venganza.
Un plato servido frío de un corazón que ella rompió.
2
SARENA
Se suponía que Sebastian Vaughn era un medio para un fin. Él necesitaba a alguien que cuidara de su sobrina y yo requería un sueldo fijo para pagar la universidad.
Nunca esperé desear a un hombre dieciséis años mayor. Pero después de un beso robado, mi mente se consumió con una necesidad desesperada por él.
Bajo su mano firme desató un mundo completamente nuevo lleno de deseo carnal y una red de depravación. Era un mundo del que nunca quería irme.
SEBASTIAN
No se suponía que fuera nada más que una empleada. Pero yo quería corromperla. Moldearla. Cuidarla.
Cada día que pasaba, mi obsesión por ella crecía alimentando mi necesidad desesperada.
Ella era demasiado dulce. Parecía demasiado inocente, pero no me importaba. Anhelaba hacerla mía.
Después de todo, aquellos que están prohibidos son siempre los más tentadores.
SARENA
Se suponía que Sebastian Vaughn era un medio para un fin. Él necesitaba a alguien que cuidara de su sobrina y yo requería un sueldo fijo para pagar la universidad.
Nunca esperé desear a un hombre dieciséis años mayor. Pero después de un beso robado, mi mente se consumió con una necesidad desesperada por él.
Bajo su mano firme desató un mundo completamente nuevo lleno de deseo carnal y una red de depravación. Era un mundo del que nunca quería irme.
SEBASTIAN
No se suponía que fuera nada más que una empleada. Pero yo quería corromperla. Moldearla. Cuidarla.
Cada día que pasaba, mi obsesión por ella crecía alimentando mi necesidad desesperada.
Ella era demasiado dulce. Parecía demasiado inocente, pero no me importaba. Anhelaba hacerla mía.
Después de todo, aquellos que están prohibidos son siempre los más tentadores.
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