Lethal Vows

em miércoles, 31 de julio de 2024

 



Querida Srta. Ricci


AĂșn no lo sabes, pero serĂĄs mi esposa.


Atentamente


Tu futuro marido


Pensaba que yo era suya, eso indicaban sus correos electrĂłnicos.


Pensaba que como nuestras familias firmaron sobre la línea punteada hace muchos años, era un trato hecho.


Pero hui de esa vida por una razĂłn.


No sabĂ­a que me encontrarĂ­a. Y no iba a aceptar un no por respuesta.


Crue querĂ­a que fuera su esposa.


Y todo lo que yo querĂ­a era tenerlo en mi cama.





Virtuos Vows


Honey


Estaba destinada a casarme con otro hombre cuando conocĂ­ a Dawson.


Era encantador, mortal y todo lo que mi padre odiaba.


Y yo vivĂ­a segĂșn las reglas de mi padre, lo que ocurre cuando es un rey de los bajos fondos.


Eso fue hasta que conseguĂ­ escapar y, de algĂșn modo, fui directa a los brazos del hombre que vende tus deseos para ganarse la vida.


Pero ¿yo tenĂ­a un precio?


¿O estaba dispuesta a compartirme gratis?




Dawson


Inocente e impresionantemente hermosa, era como su nombre la describĂ­a.


Honey le iba perfectamente en todos los sentidos de la palabra: suave, dulce y un poco pegajosa.


Mi mundo y el suyo no deberĂ­an haberse mezclado.


Pero algo tan dulce como la miel estĂĄ hecho para ser disfrutado.



3. Cunning Vows


Astuta, letal y resistente son sĂłlo algunas de las palabras que los hombres han utilizado para describir a Anya Ivanov. Algunos utilizarĂ­an palabras mucho peores. Da la casualidad de que la jefa de subastas dudosas ha llamado la atenciĂłn de un hombre de negocios muy despiadado, River Bently.


River supo que era suya en cuanto la vio. Y fue mĂĄs que paciente, dĂĄndole tiempo para darse cuenta de que no iba a ir a ninguna parte. Incluso si se estaba imponiendo en su territorio, estaba allĂ­ para quedarse.


La Ășnica forma de pasar tiempo con Anya es si tienes el dinero para pagar su compañía.
PodrĂ­a hacerlo.


PagarĂ­a hasta el Ășltimo dĂłlar que ella exigiera con tal de estar en la misma habitaciĂłn que la mujer a la que todos temen. No ve a una mujer que podrĂ­a ponerlo de rodillas. No, ve a una mujer por la que se arrodillarĂ­a con gusto.


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