The Maxwell brothers

em jueves, 10 de abril de 2025

Promise me forever

Como padre soltero divorciado, vivo conforme a tres reglas fundamentales:
1. Asegurarme a diario de que mi hija, Paisley, sepa que es mi prioridad absoluta en la vida. Esto es innegociable .
2. Limitar al máximo el contacto con la infiel de mi ex mujer.
3. Convertir las Bodegas Maxwell en un legado sólido que garantice a Paisley una vida estable.
Sin embargo, al contratar a Lexi para cuidar de mi hija, me doy cuenta de la necesidad de añadir una nueva regla: no intentar seducir a la niñera de Paisley .
Pero incluso si hubiera establecido esa regla, habría sido en vano: la voy a incumplir de todos modos.


Como portero estrella de la liga de hockey sobre hielo, vivo conforme a tres sencillos principios:
1. Mantener una imagen impecable.
2. Esforzarme al máximo en el hielo.
3. No irritar a los jefes... demasiado.
Lo estaba petando hasta que un percance dañó mi imagen. Ahora, la directiva me exige que recupere mi reputación entrenando a un grupo de chavales. Y vaya si me estoy encariñando con esos increíbles mocosos, así como con la coordinadora del programa, Kendra.
Estoy decidido a demostrar mi valía, pero la atracción que siento por Kendra me pilla totalmente por sorpresa. Ella mantiene la guardia alta, pero a mí me gustan los retos.
Las instrucciones de la junta directiva son claras: Debo mantenerme alejado de Kendra.
Pero hay una razón por la que soy el mejor. Nunca permito que nadie se interponga en mi camino.


Me mudé a Chicago seis meses atrás con el propósito de abrir por fin mi propia pastelería. Encontré un sitio para vivir cuya casera era una mujer muy dulce y me trataba como a una nieta.
Hasta que un buen día, la señora vende la casa. Y ahora tengo por casero y vecino al mismísimo demonio, ya que vivo en la casa de invitados de su propiedad. Declan Maxwell es temperamental, inflexible y demasiado serio. Por desgracia para mí, también es muy sexy.
En una ocasión, tuvo el descaro de tocar la puerta en mitad de la noche para exigirme que baje el volumen de la música, pero lo mandé a tomar por saco. Aunque en secreto, también me fijé en él. Y esa es nuestra dinámica casi todas las noches.
El hombre es insufrible, pero necesito un lugar donde vivir mientras ahorro para emprender mi negocio y la casa es una verdadera ganga. No me queda más opción que aguantar a ese apuesto diablo, y mantenerlo a distancia, porque es demasiado guapo.
Sin embargo, un buen día, al volver a casa con una herida que me hice en el trabajo, Declan me sorprende gratamente curándome la mano.
Y besándome.
Y en un abrir y cerrar de ojos, toda esa intención de mantener la distancia se hace humo.


La mala suerte parece perseguirme. Ayer por la noche, decidí ir a tomar una copa al bar cercano a mi nuevo lugar de trabajo.
Allí conocí a un hombre muy sofisticado que me “robó” la mesa. Charlamos y bailamos y, por primera vez en mi vida, terminé yéndome a la casa de un desconocido.
A la mañana siguiente, descubro que mi ardiente aventura de una noche es mi nuevo jefe. Atrás quedó el chico juguetón y encantador de la noche anterior. Luke Maxwell es todo un hombre de negocios, que actúa como si nuestra noche juntos nunca hubiera ocurrido.
Es imposible complacerlo, pero estoy decidida a conseguirlo. Este trabajo es mi oportunidad de probarme a mí misma y dejar atrás tanto mi pasado como a mi ex. No voy a arruinarlo.
Pero entonces, nos vamos juntos a un viaje de negocios y terminamos varados durante la noche. En lugar de hablar de nuestro proyecto, me besa en el ascensor y monta una escena de celos, alegando que soy suya.
Al parecer, no soy la única que no puede olvidar nuestra noche juntos después de todo.







«Cena conmigo».
Dos palabras. Eso fue todo lo que Travis Maxwell necesitó para cautivarme, a pesar de que acababa de conocerlo. En mi defensa, debo decir que prácticamente nos quedamos varados al mismo tiempo y que él era el hombre más atractivo que jamás había visto. Pasamos una semana inolvidable juntos, sabiendo que al final tomaríamos distintos caminos.
Hasta que dos líneas azules ponen mi vida patas arriba: estoy embarazada.
Travis y yo acordamos ser amigos —nada más— y centrarnos en criar a nuestro hijo.
Pero resulta que es más fácil decirlo que hacerlo.
De pronto Travis pasa de ser un gran seductor a un auténtico cavernícola, empeñado en protegerme a mí y al bebé. Me mima y cumple con todos mis antojos —incluido el suministro ilimitado de mis magdalenas favoritas—, y se queda conmigo a ver series de Netflix.
De repente, mientras discutimos sobre qué temporada de “Los Bridgerton” es la mejor, me confiesa que me quiere.
Que me necesita.
Y yo también le necesito.
Pero quiero que me quiera por mí, no solo por el bebé. Sin embargo, Travis me dejó claro cuando nos conocimos que no tenía intención de sentar cabeza, así que temo que esté confundiendo sus sentimientos. Y no creo que esa sea la mejor receta para una relación que dure para siempre...



Fue mi primer amor. Ahora es mi compañero de piso. Y no parará hasta que sea suya de nuevo.
Cuando una estafadora consiguió apropiarse de mi negocio, me vi obligada a regresar a Chicago decidida a rehacer mi vida, pero mis exiguos ahorros no me permitían alquilar un apartamento para mí sola.
Hasta que de forma inesperada mi primer amor, Sam Maxwell, reaparece en mi vida y se convierte en mi caballero andante.
Cuando me ofrece compartir piso, acepto encantada. Pensé que al fin y al cabo, quince años después de la última vez que nos vimos, sería como vivir con un desconocido.
No estaba equivocada... ¡estaba equivocadísima!
La situación me sobrepasó desde el minuto uno: Sam está aún más bueno de lo que recordaba.
Más atrevido.
Más descarado.
Más... todo.
Y cuando esa chispa que creía perdida vuelve a encenderse, ninguno de los dos hace el menor esfuerzo por apagarla.
Sam Maxwell representa mi pasado y mi presente. Pero ¿será también mi futuro?







Dos enemigos. Una cama. ¿Qué podría salir mal?
Nuestro nuevo director general es el hombre más difícil del mundo. La noche antes de que Drake comience a trabajar en el hotel de mi familia, nos cruzamos en el bar. Yo intento librarme de una cita aburridísima con un chico no capta ni una de mis nada sutiles indirectas.
Entonces, Drake aparece para hacer algo totalmente inesperado: se acerca a nuestra mesa, pero no para salvarme, sino para regañarme por tener citas en nuestro lugar de trabajo.
¡Qué imbécil! Seguro que piensa que con esos irresistibles ojos verdes puede hacer lo que quiera. Pues conmigo no funciona. Ni un poco. Nop, nada de nada.
Puede que sea el señor Encanto, pero no sabe con quién se enfrenta. Yo sé cómo dar pelea.
Mientras exploramos ubicaciones para un nuevo hotel en Aspen, las cosas entre nosotros alcanzan un punto crítico, aunque no de la manera que imaginaba.
Cuando un error en las reservas nos obliga a compartir habitación y… cama, Drake suelta una confesión sorprendente: interrumpió mi cita porque no soporta verme con otro hombre. Me quiere solo para él.
Yo no quiero quererle. El hotel lo necesita, mi familia también. Pero cuando me rindo a la tentación que es Drake DuGray, todo se complica maravillosamente... en más de un sentido.





Lo que empezó como un romance falso pronto se convierte en mucho más...
Dominic Waldorf, recientemente divorciado, es considerado el soltero más codiciado de Chicago. Y aunque él está convencido de que así es, para mí no es más que un tío grosero con buen trasero.
Cuando en un evento benéfico, derramo por accidente una copa de champán sobre Dominic, piensa que lo hago para ligar con él. Y cuando más tarde, me lo encuentro en un guardarropa vacío, está seguro de que esa es mi intención.
Pero la verdad es aún más embarazosa.
Me refugio en el guardarropa para esconderme de mi exprometido, que ha acudido al mismo evento con su nueva esposa, quien en su día fue mi mejor amiga. Intento mantener la compostura, pero al final termino desahogándome con ese apuesto desconocido.
Dom me sorprende al proponer un acuerdo que nos beneficiaría a ambos: fingir que estamos juntos. Yo puedo restregárselo en la cara a mi ex, y Dom evita el acoso constante de las mujeres. Algo así como “hoy por ti, mañana por mí”.
Dom es un excelente novio falso. Es protector y cariñoso, e incluso me da un beso muy apasionado.
Pero las cosas se complican. La organización benéfica planifica otro evento fuera de la ciudad con hotel incluido para pasar la noche.
Entre confesiones nocturnas y tres besos más ardientes (juro que no los estoy contando), empiezo a preguntarme hasta qué punto Dom está interpretando un rol. Yo, desde luego, he dejado de hacerlo.
Poco después, Dom reconoce que quiere salir conmigo... ¡Sí, conmigo! ¡De verdad!
Pero mi maltrecho corazón no está preparado para tomar una decisión.
Aunque esta vez... ¿quién sabe?

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