Vine a Alaska para escapar de mi vida.
Que me pillaran mirando el culo de Wyatt Dawson, el mecånico local, gruñón, tatuado y mucho mayor que yo, no era el plan.
Me estaba muriendo en Nueva York. Me asfixiaba bajo la insoportable presiĂłn de lo que se necesita para ser un Marks, enterrada viva con tacones de diseño, con una sonrisa estampada en mi rostro incluso cuando tenĂa ganas de gritar.
Wyatt es un recordatorio andante y parlante de todo lo que mi madre no quiere para mĂ, y de una vida que no estoy segura de poder tener algĂșn dĂa. Se merece la verdad de por quĂ© hui a miles de kilĂłmetros de mi familia, pero no puedo obligarme a destruir la nueva felicidad que encuentro con Ă©l y en mi nuevo hogar.
Desafortunadamente para mĂ, la mayorĂa de los secretos no permanecen enterrados por mucho tiempo.
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