Cleo.
Mi vida no es perfecta. Ser la princesa irlandesa de Chicago no me hace ningĂșn favor. Al contrario, me pone una diana en la espalda.
Cuando me presentan para un contrato matrimonial, me siento como un animal al que llevan a una subasta.
Hasta que le conozco.
No deberĂa sentirme atraĂda hacia Ă©l, pero cuanto mĂĄs me acerco, mĂĄs fuerte caigo.
Se supone que es el enemigo, ¿por quĂ© se siente como mi salvaciĂłn?
Kai.
Vivo mi vida al lĂmite, dejĂĄndome llevar por cada impulso y viviendo de forma temeraria. Ser el prĂncipe oscuro de la Yakuza tiene muchas ventajas. Especialmente cuando te temen como a mĂ.
Cuando mi enemigo empieza a hacer trueques por su preciada hija, no puedo evitar burlarme de ella.
Hasta que la conozco.
Es preciosa, inocente y todo lo que deberĂa evitar, pero nunca he dejado que eso me detenga.
HarĂ© lo que sea para quedĂĄrmela, porque en el momento en que mis labios tocaron los suyos, supe que era mĂa
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