1Âș
Cuando rescaté a Scarlett De La Cruz de su torre no es que sus perspectivas fueran tan buenas.
Uno pensarĂa que ella mostrarĂa un poco de gratitud. Agradecerme por poner mi anillo en su dedo y marcarla como propiedad de la mafia. MI PROPIEDAD.
La mantendrĂ© a salvo. Y el intercambio no es tan malo. La mayorĂa de las mujeres saltarĂan ante la oportunidad de dormir en mi cama.
Aunque Scarlett no.
Mi princesa del cĂĄrtel tiene una gran boca y una actitud aĂșn mĂĄs grande. Pero son sus furiosos ojos de caramelo los que me hacen volver por mĂĄs. Eso y la forma en que su cuerpo se inclina hacia el mĂo como si ya supiera que me pertenece.
SCARLETT ES MI ENEMIGA. TambiĂ©n es la Ășnica mujer a la que no puedo quitarle las manos de encima.
Pero si no mantengo mi cabeza en orden, todo por lo que he trabajado todos estos años HABRà SIDO EN VANO.
2Âș
Scarlett
CRISTIANO ES MI ENEMIGO. TambiĂ©n es el Ășnico hombre con el que me he sentido segura. Protegida. Pero tengo que recordar que se casĂł conmigo con un propĂłsito. La venganza. Yo serĂa el puente hacia sus verdaderos enemigos. No puedo permitirme olvidar que Ă©l no es el hĂ©roe de esta historia. Sus manos estĂĄn cubiertas de sangre. LO VI CON MIS PROPIOS OJOS.
Cristiano
CreĂa conocer el pasado de Scarlett, pero no sabĂa nada. CreĂ conocer lo peor de los monstruos, pero no habĂa visto nada. A veces tienes que mentirte a ti mismo para sobrevivir. A veces son los mĂĄs cercanos a ti los que te clavan sus cuchillos en la espalda. Demasiadas veces son los inocentes los que pagan por tus errores. Por tu negativa a ver. No puedo dejar que Scarlett pague por los mĂos. PERO PUEDE QUE SEA DEMASIADO TARDE PARA EVITARLO.
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