Church
La Ășltima vez que hablĂ© fue hace ocho años, cuando mi mejor amigo intentĂł matarme. Nunca soñé que mi silencio se romperĂa con un grito.
Ser enviada a Chapel Crest despuĂ©s de que mi nuevo padrastro me considerara una impĂa parecĂa una bendiciĂłn en comparaciĂłn con quedarme con Ă©l y mi madre. Yo era un demonio mudo ante sus ojos, y cuando la vara no me sacĂł el mal, rezĂł para que Chapel Crest pudiera hacerlo.
Imaginaba que la academia religiosa se convertirĂa en mi santuario. Me equivoquĂ©. Muy equivocada. Chapel Crest era un manicomio disfrazado de escuela religiosa. Es donde los medicamentos sacan los demonios de tu cabeza o los castigos del personal lo harĂĄn.
Si este lugar y sus reglas no me rompĂan, Dante Church y su culto de matones lo harĂan.
Se hacĂan llamar los Vigilantes. Eran oscuros y despiadados, todo lo que una chica como yo deberĂa evitar. Pero quizĂĄ me pasaba algo, porque la idea de arrodillarme ante los cuatro demonios me atraĂa.
Incluso si eso significaba que iba a rezar para sobrevivir.
Ir a la Iglesia adquiriĂł un significado totalmente nuevo en Chapel Crest.
2. Bells
Antes de encontrar un amor por el que estuviera dispuesto a morir, tuve que sobrevivir a uno por el que tuve que matar.
Chapel Crest no era un lugar de refugio. Estaba hecho para sufrir.
Yo lo sabrĂa.
HabĂa estado encerrado allĂ desde que mi madre me abandonĂł como si no importara.
En mi sufrimiento, sin embargo, la encontré.
Isabella.
La chica que me hizo creer que importaba.
La chica a la que le di todo.
La chica que amaba.
La chica por la que harĂa cualquier cosa, incluso matar.
O simplemente matar.
Porque no se traiciona a un vigilante y se vive para contarlo.
3. Ashes
Chapel Crest no es para los débiles. Es para aquellos que desean ver el mundo reducido a cenizas y gritos.
Los Vigilantes fueron demasiado lejos. Encerrarme con el monstruo que intentó matarme hace ocho años no era la forma de ganar mi corazón. Era la forma de romperlo.
Cuando Seth viene a cobrar la apuesta que hizo con los Vigilantes, sé que me espera un mundo de dolor.
Porque Seth Cain no es el buen niño que una vez conocĂ. Es un demonio en este manicomio del infierno.
Y si descubre que los Vigilantes ya me han reclamado, podrĂa terminar lo que empezĂł hace tantos años.
Para empeorar las cosas, soy el blanco de algo mås que la crueldad de los Vigilantes y Seth. Hay cosas peores acechando en la oscuridad de Chapel Crest, y no sé si podré superarlo todo.
Nada de esto se trata de mi cordura. Se trata de mi supervivencia.
Stitches
Algunos secretos no deben guardarse. Hay que gritarlos.
Yo tengo un secreto.
De hecho, tengo muchos. La mayorĂa de ellos podrĂan hacer que me mataran, asĂ que mi silencio es el billete dorado para sobrevivir en este manicomio del infierno.
Pero a mis vigilantes no les gusta cuando estoy en silencio. Les gusta cuando grito. Cuando suplico. Cuando soy una chica mala que cuenta las cosas que no deberĂa.
Tal vez esta vez lo deje salir todo. Divulgar las feas verdades y arrojar luz sobre los verdaderos monstruos que viven en nuestro mundo.
Tal vez mis secretos me salven esta vez.
TendrĂan que hacerlo porque una vez que mis vigilantes se enteren, querrĂĄn terminar el trabajo que mi primer secreto comenzĂł hace tantos años.
Chapel Crest no es el lugar donde el amor florece y los sueños se hacen realidad. Es donde el amor es violento e impredecible. Es donde los monstruos sonrĂen desde las sombras y donde las promesas son mortales.
Chapel Crest es donde se fabrican los gritos.
Mis gritos.
05. Sinful
No estaba libre de pecado.
TenĂa mi nombre por una razĂłn.
Arruinar las cosas era parte de mĂ.
A veces la gente salĂa herida por mi culpa.
A veces morĂan.
Tras ser exiliado del mundo que habĂa creado con mis mejores amigos, tuve que castigarme a mĂ mismo por mis pecados contra la chica a la que amaban.
Los pecados por los que pasé horas rogando a cualquier entidad que estuviera ahà fuera que me perdonaran.
Pero quizĂĄ no debĂa ser perdonado.
Tal vez yo era quien era porque estaba destinado a algo mĂĄs grande de lo que era.
QuizĂĄ siempre estuve destinado a ella.
La chica de los ojos de colores que nunca hablaba.
La chica por la que habĂa estado luchando con mi corazĂłn desde que puse mis ojos en ella hace todos esos meses.
TemĂa que me lastimara. Que me rompiera.
Pero tal vez me habĂa equivocado.
Tal vez ella era la que habĂa sido enviada para salvarme.
SĂłlo tenĂa que averiguar cĂłmo conseguir que dejara de tener miedo del hombre que yo era y me viera como el hombre en el que me estaba convirtiendo.
Pero yo era un pecador y volverĂa a pecar.
En su nombre, todo era posible.
Eso lo sabĂa.
Amén.
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