La sorprendĂ mirĂĄndome desde el otro lado del patio, con los ojos fijos en la camiseta de fĂștbol que se extendĂa sobre mi ancho pecho. Y si flexionĂ© mis mĂșsculos, mostrando la fuerza de un tackle defensivo, fue solo para verla sonrojarse.
Y entonces lo hizo, y no pude quitĂĄrmela de la cabeza.
Sus ojos muy abiertos. Las pecas de sus mejillas.
Necesitaba conocerla. La chica que salĂa corriendo cada vez que nos encontrĂĄbamos, por accidente y por voluntad propia. La chica que tĂmidamente aceptĂł venir a mi partido y tuvo su primera experiencia con el fĂștbol.
La chica, Hannah Utley, que trabajaba en la biblioteca del campus y me dejaba apoyar la cabeza en su hombro mientras me leĂa en una de las salas de estudio.
Fue inocente, en su mayor parte.
Hasta que perdemos la nociĂłn del tiempo y descubrimos que la biblioteca ha cerrado y que estamos encerrados dentro.
Ahora estamos Hannah y yo en las estanterĂas.
Solos.
Con nada mĂĄs que deseo entre nosotros.
Love, Utley
Hannah
Maddox Lovelace. El cautivador jugador de fĂștbol que conocĂ en la universidad.
Al que solo conocĂ durante una semana. Una semana que fue... un cambio de vida.
Hasta que sonó mi teléfono y no tuve mås remedio que volver a casa.
Le dejĂ© una carta, poniendo mis sentimientos por escrito, dĂĄndole mi nĂșmero, esperando que llamara.
PERO ĂL NO LLAMĂ.
NUNCA LLAMĂ.
Lo reclutaron para la liga profesional y viviĂł como un rey mientras yo me quedaba en casa y luchaba por mantenerme a flote.
Puede que haya seguido su carrera, pero ahora que se ha retirado del fĂștbol, me he obligado a dejar de pensar en Ă©l.
Y estå bien que no vuelva a verlo nunca mås. Esa semana en la universidad fue hace quince años.
Ya no estoy enamorada de Maddox.
Puede que incluso lo odie.
Maddox
Hannah Utley. El nombre que me persigue desde mi Ășltimo año de universidad.
La chica que me llamĂł la atenciĂłn con sus ojos grandes y su nariz pecosa.
La que se pasó una semana retorciéndome las entrañas hasta que robó un pedazo de mi corazón la noche que nos quedamos encerrados en la biblioteca del campus.
La chica que desapareciĂł sin decir palabra.
Es el nombre de la chica que llevo quince años intentando olvidar.
Y es el nombre que me mira desde el currĂculum que tengo en la mano.
Porque Hannah Utley trabaja para la empresa que acabo de comprar.
Y eso la hace mĂa, le guste o no.
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